La
ciudadanía, asociaciones, federaciones y confederaciones de madres y padres,
colectivos, organizaciones de productores agrarios y sindicatos que suscriben
este manifiesto, apuestan por un cambio de modelo en la gestión de los
comedores escolares, así como de los comedores de hospitales, residencias y
otras colectividades.
MANIFIESTO
Las partes firmantes, son
conscientes de que:
- Somos lo que comemos, por lo que
integrar la comida como elemento de aprendizaje y convivencia cotidianos,
supone aprender a vivir.
- Los comedores colectivos son una
pieza clave en la construcción de los sistemas alimentarios locales, siempre
que se basen en criterios de sostenibilidad económica, social y medioambiental,
promoviendo además la gestión del conocimiento agroalimentario y la salud a
través de la acción colectiva.
- En pocas décadas, se ha pasado de
un modelo de gestión de cocinas in situ,
donde la alimentación formaba parte del proceso educativo y los alimentos se
adquirían en el entorno más próximo elaborando recetas tradicionales, a otro en
el que se cocina lejos, los alimentos pueden llegar de cualquier parte del
mundo y se prima el beneficio empresarial sobre otras consideraciones.
- Las personas productoras y el
pequeño comercio han perdido su mercado de cercanía, mientras los usuarios y
usuarias de los comedores han visto cómo la calidad de la alimentación ha
empeorado.
- Los planes de desarrollo, las
iniciativas de promoción de la producción local y las estrategias para el
pequeño comercio, exigen cambios en el modelo de gestión de los comedores
colectivos.
- Los comedores de los centros
educativos, son una herramienta clave para la educación y para la
sensibilización de las personas productoras y consumidoras del futuro, así como
para la promoción de la salud, los hábitos de alimentación saludables y de
prevención de la obesidad.
- El modelo predominante, está
desligando la población de la tierra, de la cultura alimentaria y de la
tradición gastronómica, convirtiendo la alimentación escolar en un negocio (a
costa de la prestación del servicio público) y a los escolares en consumidores
cautivos.
Por dichas razones, se quiere hacer
público este manifiesto para promover y
ejecutar el siguiente decálogo, invitando
a todos los partidos políticos y a las administraciones responsables de
Educación, Salud, Agricultura, Medio Ambiente y Economía, a que se sumen al
reto que planteamos, con voluntad de cambiar las cosas a mejor.
No es lógico plantear estrategias hacia
determinadas metas y actuar mediante la concreción de políticas públicas en
dirección contraria.
En base a ello, acordamos suscribir el siguiente:
PACTO
1.- Promover,
apoyar y desarrollar la adaptación normativa europea, estatal y autonómica
necesaria, que permita:
· Que los comedores dejen de ser servicios
complementarios de Educación y pasen a ser parte del servicio público básico de
Educación.
· La puesta en marcha de proyectos y formas de
gestión que introduzcan en los comedores criterios de consumo y producción
responsables, participados por la comunidad a la que sirven, potenciando la
transformación y preparación de alimentos en cercanía, así como el consumo de
alimentos de temporada provenientes, preferentemente, de agricultura y
ganadería ecológicas.
· La introducción de cláusulas sociales y
medioambientales en el objeto de los contratos públicos, que permitan una
consecución real de los objetivos de protección medioambiental y desarrollo
económico locales.
· La promoción de formulas que faciliten el
concurso de empresas de economía social y cooperativas en la prestación del
servicio, primando proyectos de transformación social y con salarios dignos.
2.
Exigir que los centros escolares de nueva
creación se proyecten con cocinas in situ, donde el comedor escolar y la cocina sean
espacios educativos del centro, en los que el alumnado aprenda que comer y
alimentarse no son sinónimos. Incorporando el hecho de elaborar la comida
diaria en el proceso vital integral.
3.
Respetar la autonomía de los centros de
enseñanza en la
elección del sistema de comedor que mejor se adapte a las necesidades del
alumnado y su entorno social, incluyendo la autogestión, con participación
activa de las familias en la toma de decisiones y en el control del servicio.
4.
Mantener la cocina in situ en los centros donde funcione y apoyar,
asesorar y acompañar a todas aquellas asociaciones de madres y
padres que opten por la recuperación de cocinas en desuso y la co-gestión del
servicio, de acuerdo a legislación vigente en cada CC.AA.
5.
Lograr que a través de los comedores
escolares públicos se dé cobertura a aquellos niños y niñas que requieren una mayor protección por encontrarse en
situación de exclusión social, a la vez que se permite una consecución real de la conciliación laboral y familiar.
6.
Crear órganos administrativos que:
·
Visen los menús ofertados por las empresas
adjudicatarias.
·
Centralicen y
evalúen las quejas de los usuarios.
·
Inspeccionen
periódicamente su salud.
·
Efectúen el
control sanitario y nutricional de los alimentos.
·
Publiquen en
Internet el resultado de sus inspecciones.
7.- Mejorar
el medio ambiente y luchar contra el cambio climático, por cuanto:
·
Los alimentos
de proximidad, de variedades autóctonas, de producción ecológica y de
temporada, favorecen los ecosistemas de los que dependen las comunidades
locales y contribuyen a enfriar el planeta, mediante la reducción de la emisión
de gases de efecto invernadero y la fijación de carbono en los suelos.
·
La adecuada
gestión de los comedores in situ, reduce la contaminación provocada por el
transporte de la comida precocinada y es consecuente con las acciones que
abogan por la protección ambiental
·
Para una correcta gestión de residuos, (reducción, reutilización y
reciclaje), los envases plásticos, habrán de eliminarse totalmente por salud.
·
La aplicación
de la economía circular: envases/cajas que vuelven a los productores, restos de
comidas que vuelven al campo del que proceden, información sin intermediación
entre producción y consumo. Sólo posible si la producción-elaboración-consumo
se produce en distancias físicas y culturales próximas.
·
Además de
alimentar adecuadamente y educar a los niños y niñas, queremos proteger su
derecho universal a conocer y disfrutar la belleza de ecosistemas sanos y
aprovechar en equilibrio los bienes y servicios que les ofrecen.
8. Proteger
la salud de nuestras hijas e hijos, de las personas mayores o enfermas,
ante evidencias científicas sobre la nocividad de los envases plásticos, su
incidencia como disruptores hormonales y su relación con el aumento de la obesidad
y sobrepeso, especialmente infantil.
Para ello exigimos:
·
Que cese la promoción de patrones de consumo
contrarios a la alimentación saludable (estuchados, envasados, precocinados).
·
Que la administración aplique el principio de
cautela ante amenazas para la salud,
adoptando medidas precautorias aún sin relación de causalidad con total
evidencia científica, pues cuando se demuestre será tarde (como en 2015, que el
DDT usado en los 80 provocaba cáncer).
·
Que las autoridades sanitarias obliguen a los
fabricantes que garanticen que las sustancias que entran en contacto con los
alimentos son inocuas.
·
Que la
alimentación agroecológica (ecológica y de cercanía) se implante de manera
obligatoria en los
comedores como medida preventiva en términos de salud pública y se reduzca
progresivamente el consumo de proteína de origen animal hasta límites
saludables. Esto último también por el impacto socio ambiental de su producción
industrial.
9.
Impulsar y financiar a la comunidad
científica que trabaja
por el bien común y la salud desde distintas instituciones, a través del
proyectos como INMA (Infancia y Medio Ambiente).
10.
Desarrollar nuestra
economía a través de:
·
El
abaratamiento de los costes actuales, racionalizando el gasto público, a la vez
que se ofrecen condiciones dignas a los trabajadores y trabajadoras, cuidando a
quien nos cuida, personal de cocina y comedor.
·
La
dinamización del medio rural, apoyando a productores/as locales e incorporando
a personas jóvenes a través del potencial de la producción y consumo
agroecológico.
Todo ello es
posible, cuando el servicio público se presta sin ánimo de lucro, cuando nos
hacemos conscientes de que nuestro alimento es nuestra medicina, no nuestro
veneno y que lo natural es cocinar con tiempo y en su tiempo, con cocina en el
comedor.